jueves, 13 de octubre de 2011

MOSAICO DE UN MUNDO DESQUICIADO

Tomado de:
FUERA DEL JUEGO (Blog de periodismo independiente)

MOSAICO DE UN MUNDO DESQUICIADO

Lunes, 10 de Octubre de 2011
Por: José Manuel Fajardo

La belleza bruta, de Francisco Font Acevedo.

Ediciones Aventis. San Juan de Puerto Rico. 2010.

Puerto Rico tiene la extraña propiedad de ser invisible para buena parte de los habitantes del planeta y muy especialmente para la mayoría de los editores europeos. Sólo eso explica dos fenómenos sorprendentes: la incapacidad de muchas de las personas que conozco para ubicarlo en el mapa y la ausencia de la literatura puertorriqueña, salvo contadísimas excepciones, de los catálogos editoriales europeos.

De modo que la olla literaria boricua (término con el que los puertorriqueños gustan denominarse a sí mismos) se ha ido cocinando por su cuenta en un desigual juego de influencias: abierta a las noticias del mundo, que llegan puntuales a la isla, e ignorada por ese mismo mundo en el que se mira.Sólo eso explica también la moderna madurez de una pieza literaria como la que ahora comento, este libro de relatos del puertorriqueño Francisco Font Acevedo, y el que a fecha de hoy a nadie se le haya ocurrido publicar dicho libro de este lado del Atlántico, a pesar de haber recibido los más encendidos elogios de Luis Rafael Sánchez y Mayra Santos-Febres, dos de los raros autores puertorriqueños que han encontrado eco en Europa... (sigue)

El de Font Acevedo no es una mera recopilación de cuentos sino un auténtico libro de relatos dotado de coherencia interna, en el que unos textos reenvían a otros y establecen sutiles e irónicas resonancias. Es un proyecto literario, no el fruto de ningún oportunismo editorial, que ha conocido dos ediciones. La primera en 2008 y esta segunda, revisada y corregida, en 2010, prueba de la labor puntillosa y hasta obsesiva de su autor.

El mundo de La belleza bruta es un mundo netamente puertorriqueño, esto es, un territorio cultural mestizo, híbrido de una lengua española rabiosamente defendida y de la paradójicamente enriquecedora contaminación de una lengua inglesa macerada entre las barriadas de emigrantes hispanos en Estados Unidos y la propia presión que esa lengua neo-colonial ejerce en la isla. Un mundo cultural, pues, que lleva en su seno un contradictorio germen de universalidad y que tiene varias ubicaciones en el atlas: las islas de Puerto Rico y también algunas de las más populosas ciudades de Estados Unidos, particularmente Nueva York.

En ese territorio se tejen las pasiones, lenguajes entrecruzados, simbologías contrapuestas y sueños insatisfechos que mueven a los personajes de Font Acevedo, siempre bajo el signo de la desmesura, a través de textos que tanto pueden ocupar las seis páginas del relato inicial como convertirse casi en una novela corta, como le sucede al ubicado justo en el medio del libro.

Desde rituales sádicos en familias de orden, en el relato Guantes de látex, a la creación de leyendas criminales urbanas como la del adolescente protagonista de a.C. y d. C.; desde imposibles amores de barra de bar hasta la feroz desesperación de una residencia de ancianos; mezclando violadores y escritores, asesinos y profesores, la escritura de Font Acevedo levanta sus personajes siempre a partir de la incertidumbre. El lector siente que se adentra en un territorio hostil, un campo minado, sea cual sea el tono del relato, en el que la verdad va a explotarle bajo los pies en cualquier momento. Pocas veces he sentido tan vivamente la emoción de la expectativa narrativa como en estas páginas, que constituyen un lúcido viaje al corazón mismo de estos tiempos violentos que nos ha tocado vivir y de los cuales la sociedad puertorriqueña es bien representativa.

Pues por más que la publicidad califique a Puerto Rico de Isla del Encanto y que su hermosa Naturaleza parezca empeñada en corroborar ese calificativo, el mundo puertorriqueño es un mundo cultural y socialmente perturbado, resultado de conflictos irresueltos cuyos ecos resuenan como tumbadoras debajo de cualquier apariencia de armonía o equilibro. El suyo es un pulso de violencia, de insatisfacción, de marginalidades que sólo se tornan visibles bajo el potente foco de músicas que laten con el mismo ritmo de la calle, ya sean “reguetoneros” o tocadores de “bomba”, y de prosas que actúan como navajas sobre el papel, afiladas y precisas, como sucede con estos relatos que dibujan el mosaico inquietante de un mundo desquiciado. Qué placer como lector encontrar un autor que sabe transformar en belleza la brutalidad de tan terribles materiales.

(Francisco Font Acevedo, escritor puertorriqueño nacido en Chicago el 15 de septiembre de 1970. Es autor de los libros de relatos Caleidoscopio y La belleza bruta).